Con el avance de la sociedad hacia las nuevas tecnologías, la forma en que las personas se relacionan con la educación, ha sufrido un cambio en cuanto a los paradigmas establecidos por la formalidad del aprendizaje desarrolladas durante los siglos pasados, ahora todo el conocimiento esta al alcance de un click, esto quiere decir que el aprender (y enseñar) puede ocurrir en cualquier lugar, en todo momento. Dentro de este contexto es de vital importancia que los docentes de la educación vuelquen sus formas de enseñanza tradicionales hacia esta forma, donde la tecnología tiene un rol más protagónico. Los recursos tecnológicos dentro de este contexto nos podrán servir para poder lograr entregar los contenidos de manera más dinámica para los alumnos, esto se debe a que en la realidad en la cual vivimos, cada persona tiene su forma de aprender, por lo que el rol del profesor dentro de la educación formal será, entregar todas la herramientas para el desarrollo integral de los alumnos:
Según lo anterior, De Miguel, dice que el profesor de estos tiempos debe cumplir con "un conjunto de elementos: conocimientos, habilidades, destrezas, actitudes, que se integran en cada sujeto según sus características personales (capacidades, rasgos, motivos, valores...) y sus experiencias profesionales, y que se ponen de manifiesto a la hora de abordar o resolver situaciones que se plantean en contextos laborales”.
El portal eligeeducar.cl, describe como debe ser el profesor del siglo XXI, y cuales son los requerimientos que este tiene que cumplir:
1. Aprender nuevas tecnologías: Para Gómez Zermeño, saber utilizar las tecnologías de la información y la comunicación (TIC) “es una competencia básica para la vida, al igual que la lectura, la escritura y las matemáticas”. La buena noticia es que las nuevas herramientas y aplicaciones son cada vez de uso más intuitivo y amigable para el usuario, por lo que ya no es necesario ser un experto en informática para dominarlas. Experimentar con recursos y redes sociales que nunca has probado antes te llevará a encontrar maneras innovadoras de transmitir conocimientos.
2. Brindar instrucciones personalizadas: Los estudiantes son diferentes, aprenden de manera distinta y poseen habilidades y talentos particulares. A esto se suma que, mediante su celular, Tablet o computador, tienen acceso instantáneo a cualquier tipo de información. Por este motivo, el docente debe, en la medida de lo posible, adaptar las instrucciones a las necesidades de cada alumno. De esta manera, el estudiante se verá sentirá libre y motivado respecto a sus tareas.
3. Globalizar el salón de clases: En este mundo interconectado y cada vez más pequeño, tenemos la oportunidad de aprender sobre otras culturas de primera mano. Si en tu clase deben estudiar a Japón, por ejemplo, no lo hagan a través de libros de texto. Utiliza herramientas como Google Earth para “visitar” el país, utiliza las redes sociales para encontrar a un japonés dispuesto a charlar con tus alumnos acerca de su cultura: las posibilidades son infinitas.
4. Incentivar a los alumnos a producir contenido: Aunque los alumnos de hoy son considerados nativos digitales, las instituciones siguen pidiendo tareas tradicionales en papel. En su lugar, incentiva a tus estudiantes a crear y editar vídeos, infografías y blogs creativos y dinámicos. Estas tareas son las que quedarán en su memoria y desearán compartir con otros, en lugar de terminar en la papelera una vez calificadas. Una manera eficiente de incentivar la producción propia por parte de los alumnos es el aprendizaje basado en proyectos. De esta manera, los estudiantes son los encargados de llevar a cabo su propia investigación.
5. Digitalizar el aula: Cada vez existen más plataformas destinadas a digitalizar el salón de clases: Google Classroom, Google Groups, Wiki o Moodle son algunas de ellas. Insta a tus alumnos que suban sus tareas, compartan materiales y participen en debates a través de este medio. Otra manera de digitalizar el aula es aceptar del uso de dispositivos durante la clase, ya que si son utilizadas de manera adecuada pueden constituir valiosas herramientas de aprendizaje. En lugar de prohibir rotundamente el uso de los teléfonos inteligentes, por ejemplo, puedes dejar que los alumnos los utilicen para buscar nuevo vocabulario y cuente el resultado de su búsqueda.
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